Un estudio revela las heridas emocionales de la pandemia y ofrece claves para no repetir los errores del pasado

Un estudio liderado por IBIMA Plataforma BIONAND pone voz al sufrimiento invisible de la pandemia. Pacientes y cuidadores relatan el impacto del aislamiento y la falta de contacto humano. Las lecciones recogidas ofrecen claves para no repetir errores en futuras crisis sanitarias.

“La pandemia nos enseñó que no podemos volver a dejar a los pacientes solos”. Esta es una de las reflexiones del Dr. Ian Blanco-Mavillard, investigador en IBIMA Plataforma BIONAND integrante del grupo “Cronicidad, Dependencia, Cuidados y Servicios de Salud” que lidera el Dr. José Miguel Morales Asencio, tras la publicación de un estudio que pone voz a quienes vivieron la COVID-19 en primera línea: pacientes y sus familias.

Publicado en la revista científica BMC Nursing, el trabajo se adentra en la experiencia del cuidado durante la pandemia desde una perspectiva humana e íntima. No es solo una investigación sobre lo que ocurrió, sino un ejercicio de memoria para que aquello que dolió —y mucho— no vuelva a repetirse.

“Este estudio es una oportunidad para aprender del pasado y construir un futuro sanitario más humano. Durante la pandemia actuamos a ciegas, improvisando sobre la marcha. No teníamos evidencias, solo intuiciones y referencias de pandemias pasadas como la de 1918. Ahora sí tenemos datos, tenemos historias reales, y tenemos la responsabilidad de escucharlas”, destaca Blanco-Mavillard.

El aislamiento como herida colectiva

El estudio, titulado “Perceptions of care and family support from patients and family caregivers during the COVID-19 pandemic: a phenomenological study in Spain”, recoge los testimonios de quienes sufrieron el lado más invisible del virus: el aislamiento, la soledad, la desconexión emocional, la incertidumbre.

Los pacientes describen la angustia de estar hospitalizados sin poder ver, tocar o abrazar a sus seres queridos. “Se nos llenaba la boca con palabras como atención humanizada y solidaridad, pero en la realidad dejamos a los pacientes solos”, lamenta el investigador, que vivió esa experiencia en carne propia con su padre ingresado por una neumonía bilateral.

Del otro lado, los cuidadores relatan la sobrecarga emocional de atender en casa sin apoyo suficiente, con miedo al contagio y con escasa preparación. Las dificultades para comunicarse con el personal sanitario solo aumentaron la ansiedad y la sensación de abandono.

Cuatro lecciones para el futuro

A partir de este análisis profundo y humano, el estudio propone claves urgentes para evitar que una nueva crisis vuelva a romper los vínculos esenciales entre pacientes, familias y profesionales de la salud:

  1. Facilitar la comunicación real: Garantizar que la tecnología esté al servicio de las personas, permitiendo el contacto frecuente entre pacientes y familiares cuando las visitas presenciales no sean posibles.
  2. Apoyar emocionalmente a quienes cuidan: Invertir en programas de acompañamiento psicológico, tanto para pacientes como para cuidadores, especialmente en contextos de aislamiento prolongado.
  3. Formar e informar: Mejorar la coordinación entre instituciones sanitarias y familias, con canales claros, eficaces y humanos para compartir información médica.
  4. No renunciar a la humanidad en la asistencia: Aunque los protocolos de seguridad son fundamentales, no deben eliminar el contacto emocional ni la empatía que también curan.

Sanar desde la memoria

Más allá de las recomendaciones técnicas, este estudio representa un ejercicio de duelo colectivo aún pendiente. “Las heridas siguen abiertas. Muchas personas no pudieron despedirse de sus seres queridos. No pudieron hacer el duelo. Este trabajo también es para ellas”, subraya Blanco-Mavillard.

Para el investigador de IBIMA Plataforma BIONAND, el estudio representa “una mirada valiente, necesaria y profundamente humana para redefinir los protocolos asistenciales en situaciones de crisis”. No se trata solo de aprender lecciones técnicas, sino de comprender lo que verdaderamente importa cuando todo se tambalea: el vínculo humano.

Porque si algo ha quedado claro tras este duro aprendizaje colectivo es que la atención sanitaria no puede reducirse únicamente a lo biomédico, a cifras o a tratamientos clínicos. La salud también se sostiene sobre la cercanía, la empatía, el acompañamiento y el derecho a no atravesar el dolor en soledad.

Escuchar, tocar, mirar, estar. La pandemia nos arrebató muchas de esas cosas esenciales. Este estudio devuelve la palabra a quienes lo vivieron y nos recuerda que, incluso en los momentos más críticos, la presencia humana no es un lujo, es una necesidad sanitaria y ética.

No podemos permitirnos volver a dejar a los pacientes solos, ni olvidar que la humanidad en el cuidado salva tanto como la medicina. Solo si integramos esa memoria emocional en las estrategias institucionales estaremos realmente preparados para afrontar futuras crisis sin repetir los errores del pasado.

Bibliografía

Julià-Móra, J. M., Calafell-Vert, M., Rosal-Obrador, F. R., Blanco-Mavillard, I., & Miró-Bonet, M. (2025). Perceptions of care and family support from patients and family caregivers during the COVID-19 pandemic: a phenomenological study in Spain. BMC nursing24(1), 86. DOI: 10.1186/s12912-025-02730-9.

Tags